Por: José Alvarado
La gran meta de muchos jóvenes es vivir del fútbol. “El sueño del pibe”, le llaman en un tango. Sin embargo,
un gran porcentaje no llega a debutar en primera división. Por eso, la
coordinación entre el estudio y el fútbol es una constante entre los
deportistas que buscan la consagración a través del “deporte rey”, pero que
tienen, en la academia, un camino a tomar si las cosas no resultan.
Christopher Valverde cursa el tercero de bachillerato en un colegio de
Guayaquil. Él empezó a jugar desde pequeño, pero fue en el cuarto curso que
pensó volverse profesional. En ese momento jugaba en las formativas de Emelec.
Valverde iba a los entrenamientos en las mañanas y asistía a las clases en la
tarde.
Ya en quinto curso, Christopher tenía más problemas para lidiar con las
clases, lecciones, deberes y el fútbol. El joven llegó al equipo Municipal
Cañar, de la segunda categoría. Los profesores eran poco flexibles ante la
situación del futbolista y por eso se cambió de institución. "Fui a un
colegio ubicado en la Garzota, el cual me apoyó bastante para el deporte. Me
dieron una beca y me dejaban faltar cuando tocaba viajar para jugar. Así mismo,
cuando tocaba entrenar temprano me dejaban salir", cuenta.
A nivel internacional, los juveniles reciben mucha atención de parte de
los clubes en el ámbito académico. Por ejemplo, en el Atlético de Madrid, los
departamentos de las categorías inferiores supervisan con rigurosidad la
actividad académica del deportista.
"Al final de cada trimestre los chicos nos tienen que presentar las
calificaciones, de las que damos cuenta a todo el cuerpo técnico del equipo al
que pertenecen...", detalla Pilar Jerez, coordinadora del departamento de
Psicología, en una entrevista al portal español 20 Minutos.
Christopher veía que no le resultaban las cosas en su antiguo colegio.
"La verdad es que me ‘bajoneaba’, pero sabía que de futbolista no
me iba a graduar, así que debía ocuparme de las dos cosas”, confiesa. No
obstante, Valverde relata que sus entrenadores siempre se preocupan por los
estudios de los jugadores porque “dicen que son importantes porque ellos no te
quieren ver con que hayas terminado tu carrera de futbolista y te quedes
estancado ahí.”
En una reciente investigación del Diario El Comercio, “103 de los
142 futbolistas que fueron llamados desde hace siete años a los torneos
juveniles internacionales todavía no han debutado en la selección nacional. Un
50,7% es parte de los equipos de la Serie A de Ecuador.” Es decir, casi la
mitad no ha dado el salto a la serie de privilegio del fútbol ecuatoriano.
A pesar de las dificultades de una carrera futbolística, Christopher no
plantea darse por vencido. Después de su último año en el colegio, seguirá en
el fútbol y se plantea ingresar a la carrera de Dirección Técnica en la
Federación Ecuatoriana de Fútbol o asistir a la universidad para ser
comentarista deportivo.
El jugador del Municipal Cañar cuenta que no ha sido sencillo dejar de
hacer las cosas que, normalmente, hacen los chicos de su edad como salir con
sus amigos y familiares. No obstante, Valverde concluye con un consejo: “Sé que
no es fácil, pero cada sacrificio lleva su recompensa de por medio. Todo es
para llegar a ser grandes profesionales tanto en lo académico como en lo
deportivo. Siempre hay que tener la cabeza en alto porque un paso fallido es un
paso al éxito.”
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